NO SIEMPRE FUI LA VÍCTIMA




Estoy seguro de que no siempre fui la víctima, pero tampoco en su mayoría. La relación me cambió por completo; ya no era el mismo. Siempre estaba de mal humor y comenzaba a tener actitudes que él tenía conmigo. Yo no era así, nunca me gustó lastimar a las personas o hacerlas sentir mal con mis palabras; era una persona muy noble y bastante amable con todos. Pero entre más te encuentras en una relación, te consume y te transforma.

No lo culpo; yo sabía que no tenía que estar ahí y que me estaba transformando por completo, pero seguía ahí. Comencé a perder amigos por mi forma de ser, no aceptaba mis errores y siempre quería tener la razón, por lo cual mis amigos se alejaban de mí. Prefería estar con él que con otras personas. Así comencé a transformarme más y más. Era otra persona, a veces creo que era como su marioneta, hacía todo lo que él decía.



En realidad, solo era un juguete para él, pero prefería eso a alejarme de él. Me conformaba con tan poco. ¿Estaba mal? Tal vez, pero esa pequeña felicidad que me generaba me mantenía ahí. El punto de esto es que cambié por completo, le tenía odio a todo, me desagradaba todo y empezaba a ser más frío o seco con todo el mundo.

Mi vida empezó a tornarse más oscura, por así decirlo. Todo era gris, vivía en automático y qué raro venir de mí, siendo una persona muy alegre y divertida. Fue un cambio radical en mí. No puedo explicar cómo lo sentía o cómo mi familia o amigos me veían.

Jamás cambien por nadie. No dejen que su chispa se apague por entregarse todo a una persona que no puede ver lo maravilloso que son. A veces creemos que entregarnos a una persona por amor es lo correcto, pero estamos dejando de ser libres; nos enjaulamos por personas que nos destruyen.

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