LAS RELACIONES TOXICAS
Las personas somos seres sociales, estamos en continuo contacto con otras personas, para retroalimentarnos los unos a los otros y así poder responder al ambiente, fomentando de este modo nuestro autoconocimiento y, sobre todo, la autoestima. De este modo, creamos vínculos de apego con las distintas personas con las que nos relacionamos, siendo éste más estrecho cuanta más cercanía exista en la relación; es decir, no mantenemos el mismo tipo de relación y apego con nuestros padres que con nuestros amigos o nuestra pareja.
En toda relación cada persona participa en el vínculo emocional de la otra, no de manera consciente, hasta el punto que llegamos a necesitar del otro para poder funcionar correctamente. Y aunque esto es adecuado, existe, no obstante, el riesgo de generar una dependencia excesiva de otra persona, hablando entonces de las denominadas relaciones tóxicas, en las que existe la creencia de que no poder funcionar o actuar sin esa persona, pues sin la persona no se es feliz, y por tanto la usa para que llene el vacío o necesidad o carencia afectiva que tiene ella misma.
El mantenimiento de todo ello crea un gran sufrimiento para la persona, con elevada ansiedad e hipervigilancia a la persona de la que dependen, pero a la par teniendo cada vez reacciones emocionales más intensas cuando la pareja o persona no actúa como se espera.A menudo sienten que los demás no se preocupan por ellos lo suficiente, o que no le corresponden en el mismo nivel, llegando a sentir que estorban.No obtener el resultado deseado (cariño, atención, resolución de dudas, etc.), baja la autoestima o aumenta la culpa, y se entra así en un círculo vicioso que dificulta una relación estable, aumentando poco a poco la toxicidad.
Generalmente la persona “no tóxica” es la que suele pedir ayuda ante el desgaste observado en la relación. Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de romper este vínculo tóxico es valorar si nos encontramos ante un amor real, un apego ajustado, o necesidad o una obsesión. Es importante diferenciar la necesidad de ser cuidado de la necesidad de ser querido.
Es recomendable tomar distancia en la relación, ayudando a la persona a mejorar su autoestima y haciéndola consciente de la dependencia que muestra. Además, es importante poner límites y frenar conductas desadaptativas (no tomar decisiones por la persona dependiente, no resolverle los problemas, dar responsabilidades…). En casos graves, se debe considerar la posibilidad de acudir a los profesionales, que ayudarán a marcar las estrategias necesarias para intentar reparar el vínculo desajustado.
Comentarios
Publicar un comentario
Tienes algo que decir, es el momento.